El país vivió esta semana un verdadero cimbronazo político por cuenta
de decisiones judiciales y del choque de trenes entre las ramas del
poder que dejaron a Colombia en incertidumbre.
El primer temblor
lo provocó la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes,
el martes, al presentar la resolución de acusación en contra del
exmagistrado José Leonidas Bustos, alrededor de su participación
en el Cartel de la Toga. Horas después, la Comisión compulsó copias, por
el mismo escándalo, contra el exfiscal Eduardo Montealegre, el exvicefiscal Jorge Perdomo y el actual magistrado Eyder Patiño. La acusación contra el exfiscal generó acusaciones contra el uribismo.
El
miércoles, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ordenó la
liberación del exguerrillero alias “Jesús Santrich”, por lo que renunció
el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez.
Martínez
aseguró que dejaba el cargo porque la decisión de la JEP era un desafío
al orden jurídico y que hacía trizas la colaboración internacional.
El jueves, la ministra de Justicia, Gloria María Borrero, se convirtió en la primera en salir del gabinete de Duque.
Aunque dijo que la polémica con la JEP no tuvo que ver, su renuncia aumentó la temperatura del ambiente político nacional.
Y
el viernes en la tarde, el país vio como “Santrich” quedó libre por
escasos minutos y fue recapturado porque la Fiscalía anunció nuevas
pruebas en su contra por los delitos de narcotráfico y concierto para
delinquir con esos fines.
La semana del terremoto político dejó a
varias instituciones colombianas desacreditadas ante la opinión pública
a las Cortes, la JEP, la Fiscalía, y a un Gobierno que tendrá que
mostrar el rumbo y actuar para aliviar la crisis.
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