martes, 1 de julio de 2025

El estrés: la peligrosa adicción del siglo XXI y sus alarmantes consecuencias

Foto tomada del kit de prensa de la Universidad Internacional de Valencia. 

El estrés ha trascendido su papel como una simple reacción a la presión para convertirse en un estímulo adictivo, con graves implicaciones para la salud física y mental, una realidad que exige atención urgente en Colombia y el resto del mundo.

Hiperproductividad impulsa una adicción silenciosa 

La cultura de la hiperproductividad ha normalizado las consecuencias del estrés, transformándolo en una compañía constante y peligrosa en la vida cotidiana. La Dra. María José García Rubio, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), explica que la liberación de cortisol y adrenalina, junto con la estimulación del sistema de recompensa dopaminérgico, genera un estado de alerta que mejora temporalmente la eficiencia y el desempeño. Esto motiva a las personas a buscar repetir esa experiencia, creando un ciclo vicioso donde la sobreexigencia se convierte en la norma y el descanso en un lujo prescindible. En América Latina, el 44% de los trabajadores se sentían estresados en 2024, superando el promedio global.

Señales de alerta y el impacto en la vida diaria 

Muchas personas han normalizado síntomas como fatiga persistente, dolores de cabeza tensionales y problemas digestivos recurrentes, sin conectarlos directamente con el estrés. Las alteraciones del sueño, el insomnio y la sensación de no haber descansado lo suficiente también son comunes. A nivel emocional, el estrés prolongado eleva los niveles de ansiedad e irritabilidad, disminuyendo la capacidad de relajación y generando una sobrecarga cognitiva que dificulta la toma de decisiones. La pérdida de disfrute en actividades placenteras es otra señal preocupante que puede llevar a cuadros depresivos.

El comportamiento también se ve alterado, con personas recurriendo al consumo excesivo de cafeína, tabaco o alcohol para mantenerse funcionales, o desarrollando dependencia a dispositivos electrónicos como escape. La línea entre la vida laboral y personal se desdibuja, reforzando la idea de que la productividad constante es ineludible. Si estas manifestaciones se prolongan, pueden desencadenar agotamiento extremo (burnout), ansiedad generalizada o trastornos depresivos, lo que subraya la necesidad de una intervención temprana.

Redefiniendo el éxito: un desafío cultural 

El estrés no es solo un problema biológico o emocional, sino también sociocultural. En entornos competitivos, la hiperproductividad se valora como una virtud y el estar "ocupado" se asocia con el éxito. La noción de que el descanso es ineficiencia ha arraigado profundamente. Para contrarrestar esto, la Dra. García Rubio enfatiza la necesidad de fomentar una cultura del bienestar donde el rendimiento se mida por la calidad, no solo por la cantidad. Es crucial impulsar un enfoque equilibrado donde el descanso, la salud mental y la productividad coexistan armoniosamente, promoviendo una visión más sostenible del éxito personal y profesional.

Para lograrlo, es fundamental replantear las estructuras laborales y sociales, estableciendo límites claros entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal. Las empresas tienen un rol vital en implementar estrategias que reduzcan la sobrecarga y promuevan el bienestar de sus empleados. A nivel individual, es esencial desarrollar hábitos de desconexión y autocuidado, como el ejercicio regular, la meditación y la creación de espacios de descanso efectivos

Enfrentar esta "adicción del siglo XXI" requiere un cambio de paradigma, priorizando la salud mental y el bienestar, en lugar de considerarlos el costo del éxito.

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