martes, 9 de julio de 2019

De Santa Elena vienen bajando….

El rincón de Isaías.

El Desfile de Silleteros hace honor a las tradiciones de la raza. En él participan hombres, mujeres y niños de las veredas de Santa Elena. El evento llena las calles de Medellín de colorido y alegría.

Transcurría el 1 de mayo de 1957 cuando, por iniciativa de don Arturo Uribe Arango, integrante de la junta de la Oficina de Fomento y Turismo de la ciudad, se realizó la primera Feria de las Flores en Medellín. Duró cinco días y por supuesto, está muy lejana del brillo de la feria actual; pero en esa época, con casetas en varios sitios de la ciudad y con fiestas privadas en los clubes sociales, los antioqueños pudieron disfrutar por primera vez de una fiesta propia de su tierra.

Para don Arturo era un deleite ver como los campesinos de Santa Elena llegaban a diario, muy temprano, a la placita de Flórez, a ofrecer sus flores, las cuales traían en una silleta. Le pareció que eso era digno de conocerse por el colorido y la belleza que desbordaba y se le ocurrió hacer un desfile e invitar a los silleteros a mostrar la belleza de nuestro campo.

En ese año de 1957 se incluyó una exposición de flores en el atrio de la Catedral Metropolitana, organizada por el Club de Jardinería de Medellín y se aprovechó para plasmar la idea de don Arturo y fue así como surgió el primer Desfile de Silleteros, con la participación de solo 40 campesinos del corregimiento Santa Elena, que aceptaron la invitación y que se agruparon en el Parque de Bolívar e hicieron un breve recorrido por la carrera Junín, ante la admiración de todos.

El 25 de septiembre del 2003, 46 años después, el Congreso de la República declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a los Silleteros y a la Feria de las Flores de Medellín, reconociendo que la silleta y el silletero representan relatos de la tradición, historia e idiosincrasia de los campesinos de Santa Elena y que la labor de las instituciones públicas es conservar ese legado.

La silleta y el desfile

Cuentan los historiadores que en el siglo XVIII las silletas eran el modo preferido de transporte de carga que utilizaban los campesinos de Santa Elena para traer sus productos a Medellín, a sitios como la plaza de Flórez o la de Cisneros, aunque también se utilizó para cargar niños, mujeres embarazadas y personas enfermas que no podían atravesar las duras trochas que separaban los pueblos de la ciudad. El viaje duraba unas 4 horas y era difícil, por lo agreste y duro del terreno, pero nuestros campesinos enfrentaban y superaban a diario estas duras faenas.

Después del primer desfile, cada año, en los primeros días del mes de agosto, miles de personas, nacionales y turistas, se congregan en torno a esta Feria de las Flores, concebida para recordar, exaltar y perpetuar los valores antioqueños y cuyo acto central, el Desfile de Silleteros -que este año vuelve a su recorrido junto al río- es esperado con ansias para palpar la grandeza de la cultura paisa, exaltando sus valores y la casta de nuestra raza, enmarcado en los olores de las flores de la tierra.

Pero hacer las silletas es una labor ardua y dispendiosa. Prácticamente una vez termina el desfile, los silleteros empiezan a planear su próxima obra de arte. El diseño de la silleta, el tamaño de la misma, la siembra de las flores, el montaje, todo esto lleva una preparación y unos tiempos, que hacen que la familia y los amigos se unan en torno a este propósito y permite que esta tradición se transmita de generación en generación, dejando un legado cultural y testimonial.

En días previos al desfile, Santa Elena es un hervidero humano. En las fondas y en las casas se respira olor a flores. Las familias se congregan en torno a la silleta que van a presentar y la comunidad va, conoce y de alguna forma participa de su confección, pero lo más importante, es que aprende y se sumerge en esta tradición, dando a esto un sentido de fraternidad y admiración por nuestros silleteros.

El día del desfile, que tradicionalmente es el 7 de agosto, desde muy temprano la Alcaldía de Medellín dispone de toda la logística y el personal necesario para trasladar a los silleteros y sus silletas al sitio de inicio de la jornada. Allí son dispuestas y un jurado experto en estos temas elige a las finalistas y a los ganadores, quienes posan orgullosos ante los periodistas, junto a sus silletas y entregan sus declaraciones sobre el significado de su obra y la forma como la construyeron, lo que se convierte en un emotivo momento para quienes ganan, para los habitantes de su vereda y para sus demás competidores silleteros, que ven recompensado y reflejado allí el esfuerzo de tantos días, celebrando como propio el triunfo de sus compañeros de faena.

Y luego, a eso de las 2 de la tarde, comienza el espectáculo del Desfile de Silleteros y allí emerge la magia de colores. Una larga serpiente multicolor recorre las calles de la ciudad, en medio de música, baile y vítores. Los corazones se hinchan y el orgullo paisa se desborda. La alegría impregna los corazones. Ese día todos somos más paisas, más antioqueños, más colombianos y nos sentimos unidos por la gracia de los silleteros y sus flores. Hasta eso logran hacer estos hombres humildes de nuestro campo: que seamos una sola bandera y un solo grito de emoción, así sea por unas cuantas horas.

Silletas, de hasta cien kilos de peso, llenas de flores multicolores, son cargadas por los silleteros, en este majestuoso desfile que llena de orgullo a los antioqueños.

El final llega y los ganadores agotados, pero satisfechos y orgullosos, posan para las cámaras nuevamente con sus silletas, como lo hicieron en la premiación. Familias y amigos de las diferentes veredas se confunden en un abrazo hermanado y solidario y se llenan de orgullo por haberle mostrado una vez más a la ciudad el valor y la grandeza de sus costumbres y la fuerza de nuestra raza. Y las silletas se trasladan luego a diferentes sitios de la ciudad para que sean admiradas por la ciudadanía.

Hoy, unos 510 silleteros, entre grandes y chicos, hombres y mujeres, desfilan por las calles de Medellín, recorriendo unos 4 kilómetros. Unos, los más grandes y más viejos, conservando y llevando con orgullo la tradición de sus mayores, cargando en sus hombros su pesada carga llena de tradición, de emoción, de colores y olores de nuestra tierra, soportando estoicamente sobre sus espaldas, silletas de hasta 100 kilos de peso.

Otros, los más jóvenes, haciendo el relevo generacional para que la costumbre y la tradición se mantengan y perduren en el tiempo. Y otros, los más pequeños, los niños y niñas, algunos al lado de sus padres o en grupos organizados, empiezan a dar su largo recorrido por esta cultura, asegurando la continuidad, la herencia y el legado de la tradición.

¡Si no ha venido a la Feria de las Flores, anímese! ¡Aquí lo esperamos con los brazos abiertos! ¡Venga, no se va a arrepentir! Los paisas lo recibirán para que disfrute lo mejor de sus fiestas y la amabilidad de nuestra gente.

Y por supuesto, no se puede perder el Desfile de Silleteros, para que lo vea en vivo y en directo, para que no se lo cuenten, para que viva y disfrute de este espectáculo que eriza la piel, donde hombres y mujeres de nuestro campo recorren las calles de Medellín llenando de orgullo a nativos y extranjeros, que por una semana se vuelven paisas y que durante el desfile aplauden, gritan lloran, vitorean y claman para ver y sentir más de cerca y más suyo esta explosión única en el mundo de flores y alegría, porque como decía el Maestro Rodrigo Correa Palacio: ¡Cuando pasa un silletero, es Antioquia la que pasa!

No es más por hoy. Ahí les quedo…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario