miércoles, 3 de julio de 2019

“El caballo del demonio que trajo la guerra”.

El rincón de Isaías.

El mismo día que estalló la Guerra de los Mil Días en Medellín, ocurrió un acontecimiento que iba a cambiar para siempre la vida de los habitantes de nuestra ciudad y del país.

Ese día, 19 de octubre de 1899, conducido por un francés de apellido Tissnés y teniendo como pasajero a don Coroliano Amador -uno de esos paisas de antes, industriales, poderosos y emprendedores- desfiló por las calles de nuestra ciudad el primer automóvil que llegó a Colombia, procedente de Francia, luego de ser embarcado por el río Magdalena.

El Dion Bouton, de fabricación francesa,comprado por Coriolano Amador, fue el primer carro que estuvo en las calles de Medellín y en Colombia, en 1899, causando revuelo entre los parroquianos de la época. Esta es una réplica de ese vehículo.
Foto tomada de ar.pinterest.com

Los habitantes de la pequeña Villa de la Candelaria vieron desfilar ante sus ojos una máquina de color rojo que se convertía en toda una novedad extraña para todos. Era un auto de la marca francesa Dion Bouton, de combustión por gasolina e iniciación con manivela. El arranque era por cadenas que lo movían a jalones y se varaba a trechos. Tenía una capacidad para 3 personas -algunos decían que era para cinco: tres encima y dos empujando.

Se impulsaba por un motor de unos 400 centímetros cúbicos y 3,5 caballos de fuerza, pero lo más asombroso y a la vez lo más peligroso era que tenía una capacidad de alcanzar una exorbitante y escandalosa velocidad máxima de 25 kilómetros por hora. Toda una locura para la época. ¡Qué tiempos aquellos!

El auto no poseía volante circular. Un sistema de palancas y cadena era el que hacía al automotor rodar y girar; “tampoco tenía cambios, pero si un sistema de reversa”, según Flavio Escobar, especialista y conocedor de autos antiguos. ¡Toda una tecnología de punta!

Era domingo y los parroquianos salían de misa de 12 y la ciudad convulsionó. De acuerdo con el cronista Hernando Guzmán Paniagua “la gente corrió, los caballos se desbocaron y el cura echó bendiciones, cuando Coriolano pasó frente a la iglesia de La Candelaria en su coche. Horas después estalló en Medellín la Guerra de los Mil Días y entonces la gente dijo: el caballo del demonio trajo la guerra”.

De acuerdo con los historiadores, el vehículo, que llegó además con 7 galones de combustible, fue usado en varias ocasiones, pero durante la guerra se guardó y luego fue enterrado -no se sabe dónde-, aunque se dice que una de sus dueñas lo sepultó en una finca de El Poblado.

En el año 2017, la Fundación Museo del Transporte trajo a Medellín un hermano de este vehículo, ensamblado en 1900 y que permanecía en Alemania, el cual fue exhibido en varias partes de la ciudad.

En 2017, un carro idéntico al primero que se vio en Medellín, traído por la Fundación Museo del Transporte, estuvo presente en el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos que se realiza durante la Feria de las Flores.
Foto tomada de eltiempo.com

Hoy, 120 años después de aquel auto rojo -el primero en llegar a Colombia y que se le atribuyó al demonio- de él, no queda nada más allá de los recuerdos y las crónicas de la época. Y de Coroliano Amador está la semblanza y la historia que lo encumbran como uno de los hombres más adinerados e importantes de su tiempo.

Las calles de la vieja Villa de Medellín sufrieron un colapso y sintieron por primera vez la presencia del automóvil en sus incipientes vías. Hoy, queda muy poco de aquello. El tiempo y el modernismo han alterado las costumbres y los autos de todas las gamas y colores son hoy los dueños de las calles.

El hecho es, que después de ese domingo de 1899, de carros y de guerras, Medellín y Colombia nunca volvieron a ser las mismas ciudades apacibles.

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