jueves, 8 de agosto de 2019

Nuestras memorables heroínas

Por El Rincón de Isaías

¿Quién dice que las mujeres no son valientes y arriesgadas? ¿Quién puede dudar que muchas veces son más aguerridas que los hombres y que son capaces de dar su vida por defender sus principios? La historia dice que ellas han librado cientos de batallas a lo largo del tiempo y a diario nos dan muestras de su valor. ¿Sexo débil? No creo.

Celebramos los 200 años de la batalla de Boyacá, que de acuerdo con los historiadores, fue el colofón de esa lucha independista que afrontaron los granadinos contra el dominio español. Fue mucha la sangre derramada por hombres y mujeres que plantaron esa semilla de inconformidad y que en medio de esta ofrendaron sus vidas por la causa de la libertad. Unos y otros han quedado en la historia. Algunos con más reconocimiento y recordación.

Y entre todos estos próceres y héroes de nuestra amada Colombia, sobresalen las mujeres con un papel protagónico para que Bolívar y sus tropas pudieran galopar por los caminos de América llevando su lucha y su mensaje de libertad.

Fueron varias las mujeres granadinas que apoyaron la causa libertadora, demostrando igual coraje que los hombres y pasaron a la historia como protagonistas de nuestra libertad.
Ilustración tomada de colarte.com

¿Quién no recuerda a Policaparpa Salavarrieta, Antonia Santos, Manuela Beltrán o Manuelita Sáenz? ¿Y quién puede desconocer su lucha y su arrojo por la causa libertadora? Son ellas, tal vez las más reconocidas por todos nosotros y cuyas gestas heroicas son prácticamente de dominio público.

Pero hay otras damas que contribuyeron a la causa patriota que, aunque tienen su puesto merecido en la historia, no son tan populares o tan públicas para la gente. Fueron espías, mensajeras, cocineras, cómplices, enfermeras o combatientes y tan fuertes, arriesgadas y valientes como los hombres en su afán de desterrar el yugo español de nuestras tierras. Y la historia da cuenta de ello.

Es el caso de la boyacense Evangelista Tamayo quien luchó bajo las órdenes de Bolívar en la batalla de Boyacá y logró alcanzar el grado de capitana del ejercito libertador y con ella estuvieron Teresa Corneja, Manuela Tinoco y Rosa Canelones, quienes participaron en la liberación de Quito, en 1822, en la batalla de Pichincha. O Francisca Guerra, quien ayudó a conseguir armamento y participó en las confrontaciones de 1814, algunas veces de la mano del propio Libertador.

Nuestras heroínas de la independencia fueron espías, enfermeras, cómplices, mártires y hasta pelearon codo a codo con los hombres, defendiendo la causa libertadora contra el yugo español.
Ilustración de Evangelista Tamayo tomada de semanariovoz.com

O cómo les parece la ayudita que una niñita de 10 años -Estefanía Parra, habitante de la región- le dio al ejército libertador en plena batalla de Boyacá, cuando le señaló a los patriotas por donde había huido Barreiro. “El hombre malo se fue hacia aquella montañita. Allá están escondidos -le dijo a Santander-”. -“¿Y cómo hacemos para pasar el río sin que nos vean?” -“Vengan y les muestro por donde pasamos nosotros-“. El resultado final de la batalla ya lo conocemos y esa manito que le dio Estefanía a los patriotas fue vital para lograr la victoria.

Esta imagen ilustra lo hecho por la pequeña Estefanía Parra cuando guió al ejército patriota al sitio donde se había escondido Barreiro en la batalla de Boyacá, que selló nuestra independencia.
Ilustración tomada de colarte.com

Y qué tal la historia de Juana Escobar, nacida en Corrales, Boyacá. Los soldados españoles la amarraron espalda con espalda junto a uno de los patriotas que estaba preso, para atravesar así sus corazones con una misma lanza. Solo tenía 18 años y su misión era aprenderse de memoria los mensajes para 37 soldados que los españoles tenían presos. En una de esas visitas la capturaron diciéndole que si decía dónde estaba el resto del ejército patriota le perdonaban la vida. Pero no lo hizo y la asesinaron. ¡Qué ejemplo de valor!

Otras heroínas son Ana María Bárcenas, quien le entregó sus dos hijos y todos sus ahorros al Libertador el 7 de julio de 1819 y la pitonisa Casilda Zafra, de Santa Rosa de Viterbo, quien le regaló a Bolívar el famoso caballo Palomo el 25 de julio de 1819. ¡Entregaron todo por la causa libertadora!

A estas se agrega Juana Velasco de Gallo, importante tunjana que también le dio dos de sus hijos al Libertador para su ejército y además le envió con ellos a Tasco otro caballo que él montó en sus correrías. Esta dama compró toda la tela que había en los almacenes de Tunja y mandó a confeccionar 2 mil camisas que le dio a Bolívar el 6 de agosto de 1819 en el club Boyacá, para que vistiera a gran parte de su ejército de 2.850 hombres. Fue ella la inspiración de la llamada proclama de la mujer que Bolívar le entregó a toda América.

Una gran batalladora fue Simona Amaya, nacida en Paya, Boyacá. Se puso el uniforme de un suboficial patriota y comandó -como sargento- uno de los grupos en la batalla del Pantano de Vargas y solo hasta que fue herida de muerte en su pecho e iban a curarla, el propio Bolívar se dio cuenta de que era una mujer.

Ilustración de Simona Amaya tomada de pacifista.tv

Podemos seguir haciendo el recuento de muchas de ellas pero no alcanzaría a enumerarlas a todas en estas líneas. Dejaron su honor, su huella, su sangre y hasta su vida en los campos de batalla. Y hoy, 200 años después, quisimos en estas cortas líneas recordar a algunas que inspiraron las luchas libertadoras granadinas.

Cuenta la historia que en medio del fragor de las revueltas del 20 de julio, cuando se encendió la llama de la lucha por la independencia española, se escuchó la voz de una mujer anónima que pasará a la historia, diciéndole a su hijo: “Ve tú a morir con los hombres, mientras que nosotras avanzamos a la artillería y recibimos la primera descarga y entonces vosotros, los hombres, pasaréis por encima de nuestros cadáveres, cogeréis la artillería y salvaréis la patria”. ¡Qué espíritu valiente!

No es más por hoy. Ahí les quedo…


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